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Categoría: Otras noticias
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Estos días estoy leyendo un libro que en realidad es un diario de una madre, que describe paso a paso todo lo que le pasa desde que se entera de que a su hija ve que algo le ocurre, no reacciona como los demás niños de su edad.Resultado de imagen de sos mi hija es sorda pdf

Yo soy una persona adulta que quede sordo de repente hace más de 9 años de repente y lo pase muy mal, Pero Loles Sancho que así se llama la madre, seguro que sufrió tanto o más que yo, viendo como esa niña que tanta ilusión le había dado durante su embarazo, comprobaba que a pesar de parecer una niña normal había algo que no encajaba.

Loles te agradezco, no solo yo sino también muchos padres y madres hayas querido compartir con nosotros tus miedos, tus preocupaciones y sobre todo tu aguante y esperanza en todo ese proceso. El libro lleva por título “S.O.S mi hija es sordaVoy a dejar algunos párrafos literarios para que podáis juzgar por vosotros mismos.

 

Es abril. Estoy sentada en la playa. El día es soleado, precioso. Esa época del año donde en ciertos momentos parece que estemos en verano. La playa, casi desierta. Y sentir la arena caliente en los pies desnudos me aporta una sensación de libertad que llevaba meses olvidada. Veo una pareja pasear cerca de la orilla. Llevan las zapatillas en la mano, pero no se mojan los pies. El agua aún está fría. Ella está embarazada. Pero el día es lo suficientemente bueno como para que se haya subido la camiseta, dejando su preciosa tripa de embarazada a la vista. Con la mano que tiene libre acaricia su tripa.

Recuerdo cuando era yo quien me acariciaba la tripa, y esa mezcla de sensaciones contradictorias. Inmensa alegría por

lo que está por venir y, en ocasiones, temores, miedos. Esas incógnitas que todas las mujeres embarazadas compartimos. ¿Cómo será el parto?, ¿saldrá todo bien? “Todas las pruebas que me han hecho dicen que está todo correcto, pero conozco casos donde también estaba todo bien y, después, hubo problemas. Pero no puedo pensar así, no puedo angustiarme porque no me beneficia. Sólo me pone nerviosa, y no es bueno para mí ni para el bebé”. Toda mujer embarazada tiene esas dudas, esas preguntas, y normalmente se las guarda dentro, muy adentro. No queremos preocupar a nuestra pareja, no queremos atraer malos pensamientos. Y además, hay tantas cosas que preparar, tantas cosas en las que pensar que hacen que esos pensamientos se vayan disipando.

Una vez preguntaron a un grupo de personas que asistíamos a una conferencia:

–Si tuvierais que elegir obligatoriamente, ¿preferiríais ser ciegos o sordos? La inmensa mayoría del auditorio respondió que preferiría ser sorda.

Que la vista es primordial, vital.

El ponente sonrió, y nos dijo:

–No hay una respuesta correcta. Pero pensad algo. La ceguera nos aleja de las cosas. La sordera nos aleja de las personas. Ahora que cada uno decida de lo que preferiría estar más alejado.

 

¿Qué le pasa a mi hija?

En esta fase, que duró desde que Aitana nació hasta los trece meses aproximadamente, éramos una familia al uso, con una vida totalmente normal. En esta etapa todavía no sabíamos que nuestra hija padecía de hipoacusia neurosensorial severa profunda, es decir, sordera. Javier, mi marido, acababa de dejar su trabajo y yo era por aquel entonces responsable de comunicación de una empresa.

Yo pasé mis cuatro meses reglamentarios de baja por maternidad que, para seros sincera, al final se me hicieron largos y estaba deseando volver a calzarme mis tacones y vestir mis trajes para volver a la oficina. Supongo que muchas mamás que lean este libro se sentirán identificadas conmigo en este punto, y no por ello somos malas madres, simplemente necesitamos volver a recuperar nuestro “yo”, necesitamos volver a ser la misma persona que antes de dar a luz, porque los bebés son tan absorbentes que, en determinadas ocasiones, nos hacen perder hasta nuestra propia identidad.

Mi marido se hizo un experto en dar las tomas de biberón, es más, Aitana se lo tomaba más a gusto con él que conmigo. Un experto en detectar si Aitana estaba incómoda en la hamaca o si quería dormir. Eran un solo yo, una compenetración total entre padre e hija y eso a mí me encantaba verlo. En esta etapa, la de la ignorancia, hubo cambios en mi vida, cambios importantes. Mi aspecto físico no me agradaba, aún no me había quitado los kilos del embarazo y eso me hacía sentir incómoda, a la vez que nada ágil.Resultado de imagen de mi hija es sorda

 

La sospecha

Aitana tardó muy poco tiempo en aprender a andar –la verdad es que siempre ha sido muy hábil en lo que a destrezas físicas se refiere–. Guardaba muy bien el equilibrio, sabía cuándo y dónde dar el siguiente paso, y en cuestión de dos semanas ya iba ella sola por el parque que tenemos próximo a nuestra casa, andando con los brazos en cruz tratando de mantener el equilibrio para no caerse. Fue ahí cuando la llamábamos y no se giraba. Cuando se alejaba de nosotros y, al llamarla, no hacía mención de ver de dónde provenía la fuente de sonido, y fue ahí cuando, ignorantes de nosotros, pensábamos: “Qué lista es; como sabe que la vamos a reñir, no se gira”.

Un domingo de finales de agosto, mi tía Milagros me sugirió que lleváramos a Aitana al otorrino, pues detectaba como que la niña no escuchaba bien. Mi tía, aparte de ser enfermera, tiene un hijo que tuvo problemas de pequeño en los oídos; no es sordo, pero sí estuvo un tiempo sin escuchar bien. Por ese motivo, mi tía relacionaba algunos comportamientos de Aitana con problemas de oído. Me comentó que quizá fuera un tapón de cera o algo por el estilo…..

Recuerdo que llamé a mis padres para decirles que íbamos a llevar a Aitana a un especialista para que la mirara y ellos trataron de quitar hierro al asunto, pronunciando frases tranquilizadoras conmigo:

–Será un tapón de cera hija, eso le pasa a muchos niños –decía mi madre.

–Sí, mamá, puede que lo sea, pero un tapón de cera, ¿te deja tan sordo?

–A lo mejor es que tiene otitis, tú no te preocupes que Aitana no está sorda, que ella baila, hace caso muchas veces, sí que se gira a veces cuando la llamas.

–Mamá, ¿y si tiene autismo o algún tipo de déficit de atención? –Hija, no digas chorradas, con lo lista que es tu hija. Tú espera a ver qué te dicen….

Una vez hechas todas esas pruebas, la doctora dijo que efectivamente había un problema de audición, pero que debía estudiarlo más en profundidad para poder dar un diagnóstico definitivo.

Nos pidió que no nos alarmáramos, que debía estudiar el caso y que no sacáramos conclusiones precipitadas.

Nos siguió haciendo más preguntas acerca de la niña y sus reacciones ante los sonidos:

– ¿Se gira cuando la llamáis?

–De vez en cuando, por eso estamos confusos.

–Pero cuando la llamáis, ¿os aseguráis de que ella no os ve de reojo, es decir, estáis totalmente a su espalda?

–Pues doctora, ahora que dice eso, nos pone en duda.

– ¿Se asusta con golpes fuertes?

–A veces, justo el otro día no se asustó en absoluto, pero hay veces que sí. –Pues tenéis que aseguraros de si hay algún tipo de vibración acompañado de ese ruido o alguna ráfaga de aire, por pequeña que sea, porque en caso de que Aitana tuviera problemas de audición podría estar desarrollando hipersensibilidad a la vibración y reacciones a vibraciones, pero no a sonidos. Por eso hay veces que creéis que reacciona y otras, no.

La próxima publicación para que esto no se haga muy extensa seguiremos a partir del Diagnostico

Si estáis interesados en adquirir el libro bien en formato digital o en papel podéis adquirirlo desde este enlace www.lolessancho.com/comprarlibro, o poniéndoos en comunicación con la página de Facebook de Libro SOS Mi hija es sorda.